La educación emocional, según los especialistas, es tan
importante como la intelectual, en la que se han centrado los sistemas
educativos clásicos. O incluso más. De ella depende que las personas adquieran
habilidades sociales, aumenten su autoestima, sean empáticas y potencien su
fuerza de voluntad. Y, como resultado final, que tengan mejor salud, disfruten más
de la vida y sean más felices.
La educación de
los niños siempre empieza en casa. Por ello, el primer paso debe consistir en
que los padres procuren -en palabras de Navarro- "manejar su ira,
sonreír, dialogar y escuchar". La especialista apunta, además, algunas
otras recomendaciones para promover la educación emocional de los pequeños. Son las siguientes:
- Enseñar a pensar en positivo. Para lograrlo, es importante no detenerse solo en las cosas malas y destacar también las buenas, que casi siempre existen, aún en los malos momentos. La educación en positivo es algo que va más allá: consiste en conocer a los hijos, permitirles explorar el entorno, crear con ellos un vínculo afectivo y solucionar los conflictos de manera pacífica.
- Permitirles vivir el presente. Para los adultos es inevitable recordar el pasado y pensar en el futuro, pero los niños no se detienen demasiado en esos asuntos. Es parte del disfrute de la infancia. Conviene dejarles que aprovechen "los beneficios emocionales de vivir en el presente", asegura Navarro, sin preocuparse demasiado por lo que fue ni por lo que vendrá.
- No potenciar las enfermedades. Si
el pequeño recibe demasiadas atenciones ante dolencias menores, como un
resfriado o un dolor de cabeza, le gustará estar enfermo para obtener
tales beneficios. La psicóloga destaca la importancia de animarle con
expresiones como "es algo sin importancia", "no te
preocupes", "pronto podrás salir a jugar con tus amigos",
etc. Hay que destacar que la interacción con la naturaleza hace a los
niños más saludables no solo en el aspecto emocional, sino también en
cuando a lo físico, ya que son más resistentes, más ágiles y sufren menos
alergias, entre otras ventajas.
- Poner especial atención a las palabras. Las
palabras "son poderosas y tienen grandes efectos en nuestra
vida", destaca Marisa Navarro. Y puntualiza que las palabras con las
cuales los adultos se expresan, y el tono -optimista o pesimista- que se
les dé, son fundamentales, pues los menores crean su vocabulario a partir
de ellas y "acabarán hablando como hablen sus padres, con todo lo que
esto puede suponer para su vida".
Fuente: consumer.es